El decibel es la
unidad de medida utilizada para dimensionar el nivel de presión sonora
(diferencia entre la presión total y la atmosférica) o para ser más
específicos: la magnitud de las perturbaciones que esa presión ejerce en el
aire. Es como medir en el mar la altura de las olas con respecto a la
profundidad. Para la correcta adquisición, procesamiento e interpretación de la
información que se desee recabar, se crearon distintas líneas de ponderación.
La ponderación “A” fue creada por los científicos Fletcher
y Munson en 1933. Su efectividad se limita a los tonos puros y estables de las
frecuencias medias y sólo resulta adecuada para medir el riesgo auditivo.
Fue el tipo de
ponderación originalmente exigida en la normativa reguladora de la construcción
de sonómetros (popularmente conocidos como decibelímetros) empleada en la
primera mitad del siglo XX, cuando se desconocían que los daños extra auditivos
podían afectar la salud.
Presenta dos
problemas; la mayor parte de los sonidos ambientales casi nunca incluyen tonos
puros, porque están constituidos por una mezcla compleja de frecuencias diferentes
y existen otros efectos del ruido de igual o mayor gravedad que la pérdida
auditiva, como los de naturaleza fisiológica y psíquica que este tipo de
ponderación tampoco puede considerar, porque posee un filtro para sonidos de
baja y alta frecuencia.
En síntesis, es
útil sólo para medir sonidos continuos, tales como el ruido del tránsito en
carreteras o los industriales en el ámbito laboral.
La ponderación “B” es similar a la ponderación “A” pero
a diferencia de ésta no filtra totalmente los sonidos de baja frecuencia, solo
los reduce en una gran proporción. Por eso en algún momento fue considerada
como la mejor ponderación para medir efectos extra auditivos en la escucha
musical. Cuando el sonido amplificado pudo potenciar los sonidos de baja
frecuencia, se dejó de usar y pasó a utilizarse la línea de ponderación “C” que
también los atenúa pero en menor medida.
La ponderación “C” empezó a utilizarse cuando proliferaron
géneros musicales que comenzaron a hacer uso y abuso de instrumentos
generadores de bajas frecuencias y el desarrollo tecnológico alcanzó un nivel
que permitió descomponerlos y potenciar unos sobre otros. Fue entonces cuando
la comunidad científica descubrió que el oído humano era mucho más sensible de
lo que se pensaba a este tipo de sonidos. Y que, además del daño auditivo, el
ruido producía perturbación y otros trastornos psicológicos que merecían suma
atención. Como los filtros de las ponderaciones “A” y “B” impedían dimensionar
adecuadamente la baja frecuencia, se optó por aplicar este tipo de ponderación
que posee un filtro menos atenuado para las frecuencias bajas. Esto hizo que la
norma estándar de medición IEC 61672 obligara a los fabricantes de
decibelímetros a incluir la ponderación “C” junto con la “A” en los sonómetros
de clase 1 y 2.
La ponderación “D” es una ponderación especial para uso
de muy altos niveles de presión acústica, como los ruidos aeronáuticos.
Al igual que ocurre
con la ponderación B, la ponderación D no está incluida en el cuerpo de la
norma estándar internacional IEC 61672:2003, pero su definición se encuentra
registrada en la antigua norma IEC 60651:1979.
La ponderación “G”[1]
fue creada para ruido infrasónico (frecuencia baja) entre 10 y 20 Hertz. Está
definida en la norma ISO 7196: 1995, aunque es poco utilizada.
La ponderación “Z” es la única que no posee ningún tipo
de filtros para medir el sonido. Surgió para normalizar la ponderación lineal o
plana de los sonómetros, ya que cada fabricante ponía sus propios cortes de
nivel en altas y bajas frecuencias. Se introdujo en la norma estándar
internacional IEC 61672:2003 y se utiliza para medir ruidos tonales, como el que producen los armónicos (ver la categoría Molestia en este mismo blog http://unidosporsilencio.blogspot.com.ar/p/molestia.html) y el ultrasonido. El inconveniente es que solo la incluyen sonómetros
muy costosos.
Siempre que se
utiliza una ponderación se agrega una letra a las unidades (por ejemplo: con la
ponderación “A” los decibeles (dB)
se transforman en decibeles dB “A” y lo mismo ocurre con el resto por
lo que en lugar de ponderaciones podríamos hablar de decibeles “A”, “B”, “C”, “D”, “G” o “Z”.
Recomendaciones
Dado que el dBA sólo es adecuado para evaluar daño
auditivo, en el ruido comunitario se lo debería emplear exclusivamente para
medir emisión o inmisión interna; es decir, dentro de aquellos lugares donde se
tiene la certeza de que no se producirá efectos extra auditivos porque todos
los que concurren comparten y aceptan el sonido que se emite. Mientras que para
precisar inmisión en predios vecinos se debe aplicar el “C”, porque se
desconoce si la gente que no participa de un espectáculo lo aprueba y gusta del
sonido que se emite o le produce molestia, en cuyo caso padecerá efectos
fisiológicos y psicológicos que pueden ser muy graves.
Eso es lo que acaba
de incluir en sus modificaciones la norma IRAM 4062, que fue reformada en enero
de 2016[2].
[1] KOGAN MUSSO, Pablo. 2004. “Análisis de la Eficiencia de la Ponderación A para evaluar
efectos del ruido en el ser humano”. Escuela de Ingeniería Acústica de la Facultad de Ingeniería de
la Universidad Austral
de Chile. Valdivia.
[2] IRAM.
Instituto Argentino de Normalización y Certificación. Disponible en sitio web: http://catalogo.iram.org.ar/carritoiram/BuscaInicialCD.asp
Me canse de denunciar las vibraciones todo el día, durante todo el día tres días previo al targuí rock, y a la postre el domingo de cierre a las 2 de la mañana bombas de estruendo por avenida Patagonia, alguien me puede decir quien es el mentor de esto para ir a la casa y hacerle lo mismo.... Gracias!!!
ResponderEliminarMe tienen harto los eventos cumbieros en el anfiteatro, los negro con motos todo el tiempo se la pasan rompiendo las pelotas haciendo reventar los escapes. Quien carajo hace algo por los que laburamos y pagamos impuestos la puta madre... Cada vez mas fuerte el ruido que genera el anfitetaro
ResponderEliminar