"No tenemos lucha contra carne y sangre, si no contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. " Efesios 6:12

miércoles, 25 de julio de 2018

RESISTENCIA

Federico Miyara disertó sobre ruido laboral en la UTN

Explicó deficiencias legislativas, tipos de decibeles y sonómetros, frecuencias fundamentales, armónicos, el fenómeno de la inmisión y la importancia de audiometrías y protectores auditivos.

Cuando uno está frente a una eminencia y tiene la posibilidad de escucharla, se siente un privilegiado. Esa quizás, es la definición que mejor le cabe al auditorio que pudo participar de la conferencia sobre ruido que ofreció el gran maestro argentino Federico Miyara en la Universidad Tecnológica Nacional de Resistencia.
Sobre el expositor no hace falta agregar demasiado: al margen de ser ingeniero electrónico, docente, investigador y director del Laboratorio de Acústica y Electroacústica de la Universidad Nacional de Rosario desde hace 25 años, es el más reconocido de los profesionales que se dedican a la acústica, ha publicado alrededor de 110 artículos entre congresos y revistas, dictó seminarios de especialización y posgrado en Argentina, España, Uruguay, Bolivia y Chile, escribió dos libros (Acústica y Sistemas de Sonido y Control de Ruido) y es invitado frecuentemente a dar charlas y conferencias en todo el mundo.
En esta oportunidad, los beneficiarios de su conocimiento fueron los alumnos de la Especialización en “Higiene y Seguridad en el Trabajo”, que preside la profesora Patricia Belkys Paredes.

La legislación no protege al trabajador
En cuanto a la legislación laboral, Miyara explicó que la que actualmente rige en Argentina no protege adecuadamente al trabajador porque promedia dos conceptos totalmente disímiles como son la salud y la rentabilidad empresarial. Al hacerlo, el tope de decibeles permitidos supera en 15 dBA, lo recomendado por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, que tomó como criterio una recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
Asimismo, advirtió que el texto normativo de la ley 19587 tampoco incluye los sonidos de baja frecuencia y las enfermedades multicausales como el estrés, que puede generar riesgo cardiovascular.
Con respecto a la parte técnica, aclaró que el sonido se produce por una perturbación de presión y que los tonos agudos tienen una longitud de onda de 17 milímetros que es mucho más pequeña que la de los graves, que llega a 17 metros. Esa es la razón por la cual estos últimos pueden escucharse a mayor distancia y son mucho más difíciles de acustizar que los primeros.

Rango audible
A la presión sonora la definió como la diferencia entre la presión total y la atmosférica. El rango audible en una frecuencia de 1 kilo Hertz es de 20 micropascales (cero decibel) a 20 pascales. Cuando la frecuencia aumenta, esos valores pueden disminuir y caer en el rango de decibeles negativos, aunque es más difícil escucharlos.
La potencia acústica precisó que es la energía sonora total por unidad de tiempo y se mide en W (wattios). Una fuente de 1,2 W puede entregar 80 decibeles a un metro de distancia. Si se superponen dos fuentes, se incrementa la presión sonora en 3 dB porque es logarítmica y cuando tengo varias, predomina la mayor.
Las frecuencias fundamentales, manifestó que son las altas, medias y bajas. Por encima de las altas, está el ultrasonido y por debajo el infrasonido.

Mediciones
Con referencia a las mediciones, comentó que siempre lo que se mide es inmisión, que es el sonido que llega a un punto determinado. La emisión solo puede medirse indirectamente. Lo mejor es contar con un sonómetro clase 1 que tenga Modo Integrador, salida de audio y respuesta lenta (slow), rápida (fast) e Impulsiva (I), para promediar el sonido en intervalos de tiempos cortos y largos (ocho horas) y lo correcto, es apoyar el instrumento sobre un trípode a una distancia que no debe ser menor a 1,20 metros ni mayor de 1,50.
Si lo que se busca es medir el riesgo auditivo, el decibel que debe aplicarse es el “A”, en la baja frecuencia el “C”, en el ultrasonido la ponderación plana o decibel “Z” y para el infrasonido el “G”. En el caso de los sonidos impulsivos, como los que ocurren en los polígonos de tiro, lo aconsejable es el “C” y emplear el sistema de picos.
Con relación a los armónicos, informó que todos ellos son múltiplos de la frecuencia fundamental y cuanto menos armónicos tiene un sonido, más puro es.
El espectro, indicó que es la representación de todas las frecuencias y amplitudes en forma de tabla o gráfico. Para estudiarlas, se utiliza un instrumento denominado Analizador del Espectro, que se compone de distintos filtros. Los más conocidos son las bandas y los tercios de octava.

Audiometrías
Las audiometrías laborales, expresó que deben realizarse después de un descanso, nunca un día viernes. Una de ellas, la audiometría tonal determina hipoacusia, que generalmente se da en una frecuencia de 4 kilohertz. Lo ideal sostuvo que es combinar el estudio por vía áerea y ósea (vibrador detrás de la oreja) para revelar problemas en el oído medio.
Sobre el particular, añadió que el habla y las frecuencias relevantes están comprendidas entre un rango de 100 y 8000 kilohertz.

Lo que ocultan los músicos
Finalmente, aconsejó el uso de protectores auditivos en ambientes ruidosos para evitar la pérdida de audición. Están hechos de material absorbente (lana de vidrio o espuma) y “son muy molestos pero permiten atenuar el impacto de sonidos como compresores (talleres), amoladoras (construcción) y equipos de música (discotecas)”.
En este último ambiente reveló que es muy difícil, porque la gran mayoría de los músicos y discjockey se niegan a utilizarlos para no reconocer que lo que les gusta, les da prestigio y es el origen de sus ingresos, puede ser dañino para la salud.

Publicado por periódico digital El Sembrador. Disponible en sitio web:
http://www.periodicosembrador.com/sitio/noticia/291/Federico-Miyara-diserto-sobre-ruido-laboral-en-la-Universidad-Tecnologica-Nacional.htm