Insonorización

Alguna vez un pastor evangélico dijo en una de sus predicaciones que la música tenía mucho poder. Efectivamente, puede alegrar, deleitar y templar el espíritu o mortificar, perturbar y destruir la psiquis de una persona. Es como un bisturí, en las manos de un médico puede curar y en las de un asesino, matar.

Para reducir los efectos y evitar daños a terceros se crearon diversas soluciones que deben colocarse necesariamente en el interior de todo local en que se utilicen amplificadores de sonido. El damnificado jamás debe aceptar que el que produce una agresión sonora en lugar de aislar su inmueble le acustice su casa, porque en primer lugar es una burla, ya que le atribuiría el problema a él cuando en realidad es responsabilidad del propietario de todo local no propagar sonidos al exterior de su finca. Pero hay otra razón muy poderosa para no aceptar tan indignante propuesta y es que en el caso de la música, casi siempre tiene componentes de baja frecuencia y estos una vez esparcidos al exterior con potencia dejan de ser atenuables, adquieren la capacidad de viajar varios kilómetros y atraviesan vidrios y paredes de todo tipo. (ver baja frecuencia en http://unidosporsilencio.blogspot.com.ar/p/baja-frecuencia.html)

¿Qué hacer entonces?

Exigir al agresor acústico que insonorice su local desde donde emanan los ruidos (sonidos no deseados) que pueden molestar a otros.

¿Cómo se logra?

El aislamiento, en general, se logra con paredes dobles. La externa debe ser de 30 centímetros, la interna podría ser de 15 centímetros o de cuádruple placa de yeso (dos placas más 70 milímetros con 50 milímetros de lana de vidrio más otras dos placas), todo este conjunto separado por lo menos a 30 centímetros de la pared externa. Lo ideal sería requerir la intervención de un profesional especializado en acústica y que tuviera en cuenta un  adecuado control de las resonancias entre las diferentes capas del tabique para disminuir las frecuencias características de los instrumentos graves, especialmente bombo o bajo, que llegan fácilmente a 40 Hertz. En todos los casos, el recinto deberá estar a no menos de un metro de la medianera vecina.

Al margen de las paredes, se necesitan techos flotantes (de mampostería con un cielorraso suspendido con cámara de aire de por lo menos 50 centímetros), cerrando las aberturas con vidrios dobles y/o persianas herméticas (lo cual requiere ventilación artificial que a su vez debe tener adecuados silenciadores), poniendo puertas canceles. Además es importante reducir la reverberación con absorción en paredes y techo. Otra posibilidad es concentrar la potencia sonora en la pista de baile, con eso se reduce la potencia acústica radiada y por lo tanto la que escapa por las superficies (además de mejorar la calidad acústica del ambiente).

Rock

En el caso del rock, que suele ser uno de los géneros musicales que más perturbación genera (a quienes no le agrada) porque concentra la mayor cantidad de baja frecuencia potenciada por el uso de amplificadores, es posible tomar algunas medidas que harían que no suene tan intenso, por ejemplo, no amplificar la batería, y más aún, como se hace muchas veces en el jazz, regular el rango dinámico de la percusión para que no esté siempre sonando al tope sino que presente altibajos.

Discoteca  
En el caso de una discoteca, también es conveniente amortiguar los parlantes montándolos en soportes antivibratorios (goma o resortes) con una frecuencia de resonancia por debajo de 20 Hz. Esto es importante porque si la frecuencia es mayor y cae dentro de las frecuencias de audio puede ser peor el remedio que la enfermedad. Tambien es recomendable amortiguar la pista de baile con piso de goma para evitar el ruido del impacto producido por la gente que salta encima.