Vecinos piden transformar el Anfiteatro en hospital de Alta complejidad
Hartos de tener que soportar el
ruido producido por festivales de rock, chamamé, cumbia, folklore y comparsas,
vecinos del Anfiteatro Cocomarola decidieron presentar un proyecto para
transformarlo en un hospital de Alta Complejidad.
La idea es convertir un lugar que
los martiriza en otro que mejore la salud y la calidad de vida de toda la
población.
El proyecto cuenta con el
respaldo de numerosos moradores de los barrios Cacique Canindeyú, Ciudad
Arequipa, Ciudad Estepa y Doctor Nicolini y de los profesionales de la medicina
local que ven en esta iniciativa la apertura de una nueva fuente laboral que
permita extender el ejercicio de su actividad y dar respuesta a un vasto reclamo
socio-sanitario.
De no prosperar este proyecto,
advirtieron que recurrirán a la Justicia
Civil para presentar un recurso de amparo que impida realizar
más festivales en el Anfiteatro y aclararon que poseen una vasta jurisprudencia,
ya existen amparos civiles en todo el país que respaldan su pedido.
Baja frecuencia
Uno de los sonidos que
reconocieron como más molestos es el de las frecuencias bajas, producidos mayormente
por el bajo, la batería y la guitarra eléctrica, que utilizan de manera abusiva
grupos de rock y cumbia.
Sobre el particular, Beatriz, una
de las danmificadas explicó “ponen equipos cada vez más potentes, prendés el
aire y el ventilador para evitar el ruido pero igual sentís las vibraciones de
la supuesta música aunque eso ya pasa a ser ruido y de música no tiene nada”.
Asimismo especificó “en los recitales
de rock, cuando fuman algún tipo
de hierba como marihuana también nos obligan a fumarla a nosotros” ya que
al ser al aire libre el humo se esparce por todo el vecindario y contamina el
medio ambiente. “Cuánto hace que soportamos esto, porque nos agreden
tanto”, se preguntó.
Giorgio y Teresa que viven desde
hace 41 años por la calle Río Negro denunciaron indignados “las pruebas de
sonido no tienen horarios: se realizan mañana, siesta, tarde y noche y nos
obligan a escuchar ese pum, pum, pum (característico de los instrumentos
electroacústicos y de percusión) que es insoportable”.
Además, mencionaron que han
denunciado todos estos excesos a la Radio
Municipal para que se sancione a los responsables y no se
habilite más el Anfiteatro para este tipo de recitales pero “los inspectores
municipales que tienen a su cargo la medición de los decibeles, les
confesaron que saben perfectamente que están superando lo permitido pero
no hacen nada”.
Con respecto a los daños
colaterales, precisaron que padecen vibraciones en las ventanas - muchas
de ellas hasta se han rajado y roto por el efecto de este tipo de sonido
en los cristales-, basura de todo tipo en patios delanteros o veredas
y autos estacionados en sus espacios verdes; olores de todo tipo varias
semanas después de cada evento o durante los mismos y la interminable
lista continúa con ejemplos cada vez más vergonzosos.
Delitos
Teresa y Giorgio, son quienes
más sienten el carnaval, el rock, el chamamé, la cumbia y todo tipo de
ritmo en carne viva y no porque sean amantes del mismo, sino porque
sienten adentro de sus viviendas que la gente le está cantando en los oídos
y los obliga a escuchar lo que no quieren violando sus derechos de propiedad,
intimidad y salud.
Por otra parte agregaron que los
inadaptados que concurren al Anfiteatro a trasnochar y enajenarse con el ruido
de la música a alto volumen también “tiran bombas de estruendo a las 5 de la
mañana”, faltándole el respeto y la consideración a quienes viven en la zona.
Chamamé
Con respecto al Chamamé, Diego
que hace 22 años vive por la calle Ushuaia aclaró “con la excusa que es cultural
se permite cualquier cosa, pero no debe ser así. Yo camino todos los
días por las calles a un costado del Anfiteatro y en este último Festival
del Chamamé regaron de orín las veredas, es una asquerosidad no se puede
caminar, con 30 o más grados se levanta ese olor en toda la zona”.Daniel
recordó: “salen todos borrachos, la otra vez una chica estacionó cerca
de mi casa y tumbó un árbol por el estado de ebriedad que tenía. ¿Por
qué los inspectores que están ahí no hacen control de alcoholemia? ¿Por
qué les permiten retirarse re alcoholizados y sin casco cuando no lo hacen habitualmente?”.
“Yo si salgo a las 8 de la noche
vuelvo más tarde y no entro porque la gente estaciona en mi espacio
verde, nadie respeta, tiran las botellas de vidrio y de plástico junto
con bolsas a las bocas de tormenta y por culpa de eso nos inundamos si llueve.
Yo perdí todos los muebles de mi casa de la planta baja porque se tapó
una boca de tormenta porque no tiene rejilla y llegué a tener 40 centímetros
de agua”, comentó.
Durante los 10 días del Festival
del Chamamé, un vecino pidió a los inspectores del Área de Saneamiento
Ambiental que una noche midan el sonido y la medición dio 70 decibeles
cuando lo permitido son 30.
El infierno de los recitales
Lilia quien vive en las denominadas
300 viviendas (Barrio Ciudad de Arequipa) por Río Negro hace 15 años enumeró
una serie de recitales que se repitieron a lo largo del segundo semestre
del 2014.
Durante los días 28 y 29 de
agosto estuvo Prince Royce, el 6 de septiembre un evento chamamecero,
del 12 al 14 de septiembre recitales de rock, el 17 estuvo Joaquín Sabina,
el 23 Karina y el 27 Abel Pintos; en tanto en noviembre se realizó la Peña Sentir Chamamé. A esto
se suma que en enero de 2015, durante 10 días se realizó la Fiesta del Chamamé.
“Para cualquiera una hermosa
cartelera de eventos, para los que vivimos en la zona unos cuantos días
sin paz”, remarcó.
Clausura y relocalización
Los afectados coincidieron
en que en el mundo no existe un Anfiteatro que este en medio de un grupo
de viviendas; más de 4 mil casas hay en la zona y desde hace tiempo reclaman
el cambio de escenario de todo tipo de eventos musicales.
“Hay un nuevo proyecto de refacción
del anfiteatro pero no queremos una refacción queremos que lo saquen
de ahí. Todos los anfiteatros bien construidos están a orillas del río
o en las afueras de la ciudad. Esto no da más y nosotros tampoco” dijo Teresa.
“En vez de pagar a tantos artistas
podrían destinar ese dinero a buscar otro lugar para hacer ese tipo
de evento”, sentenció Daniel
Finalmente reiteraron que si no
se clausura definitivamente y se relocaliza el Anfiteatro en un lugar alejado de la zona urbana en el
que no vivan vecinos, los problemas van a continuar y judicializarán su
reclamo.
Por último invitaron a quienes
quieran sumarse al grupo a hacerlo a través del Facebook de Armando
Catalano.
Publicado por diario Época. Disponible en sitio web:
Publicado por diario digital La Ciudad de Goya. Disponible
en sitio web:
No hay comentarios:
Publicar un comentario