"No tenemos lucha contra carne y sangre, si no contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. " Efesios 6:12

viernes, 26 de agosto de 2011

LO AFIRMÓ EL ANTROPÓLOGO HUMBERTO MICELI

 “Los ruidos molestos generan agresividad,
violencia y fragmentación social” 

En una conferencia sobre contaminación sonora, el antropólogo Humberto Miceli afirmó que la agresividad que genera el golpe del bajo y la falta de autoridad gubernamental para impedir los ruidos molestos iniciaron un violento proceso de fragmentación social en Corrientes que necesita la urgente conformación de un gabinete interdisciplinario y un plan de educación acústica para evitar que los vecinos comiencen a agredirse físicamente como sucede en Pilar y Moreno (provincia de Buenos Aires). “El ruido es un fenómeno social que está explotando en todo lados y se debe en gran parte, a la falta de autoridad gubernamental”, puntualizó.
Luego explicó que “el ruido produce disonancia social que genera agresividad y violencia porque el que sube el volumen de la música, desconoce al otro en su condición humana”.
“El ruido es un proceso de dominación, cuando subo el volumen, estoy negando al otro, lo invado y le impongo mis gustos”, explicó.
Posteriormente señaló que “los sonidos agradables crean armonía y los desagradables quiebran las relaciones entre las personas y destruyen la convivencia”.
“Lo que es sonido para algunos, es ruido para otros por eso nunca debe exceder los límites de una propiedad”, afirmó.
El bajo, la batería y la guitarra eléctrica
Más adelante comentó que “el desarrollo de la tecnología ha agravado la situación. El sonido de la guitarra eléctrica, la batería y particularmente el golpe del bajo, rompen la armonía musical y producen incomodidad y malestar, que luego genera agresividad y ésta a su vez produce una alteración cardíaca con consecuencias inmediatas y mediatas”.
“El que se vuelve adicto a este tipo de instrumentos y adquiere la práctica de escuchar música a alto volumen es porque no tiene educación musical”.
En otro tramo de su discurso, recordó que “antes cuando se realizaba un baile, se preguntaba en toda la manzana si había algún enfermo o si le molestaba a alguien y sí era así, se hacía en otro lado. Ahora se ha perdido el respeto que es básico e imprescindible para la convivencia”, precisó.
Por tal motivo propuso que se siga el ejemplo de Europa y Estados Unidos que han creado comisiones científicas para determinar qué tipos de ruidos se pueden autorizar y en qué lugar.
Inmisión
Al respecto mencionó que en el año 1998 en España, gracias a las investigaciones científicas se comenzó a analizar la “inmisión (ingerencia indirecta a la propiedad ajena) que producen los ruidos molestos y a partir de allí, se comenzó a legislar por eso cuando llega un horario determinado se corta todo”, sentenció.
“Todos tenemos que tener en claro que la música puede gratificar y herir y que el cerebro tiene un tope a este tipo de ruidos pero la psiquis tiene un tope más bajo por eso es necesario conformar un gabinete interdisciplinario en el que trabajen cardiólogos, psiquiatras y psicólogos sociales junto con la gente afectada para determinar el alcance de los daños que produce y las decisiones políticas tienen que basarse en resultados de estos estudios”, concluyó.

Publicado por diario digital momarandu.com Disponible en sitio web:

Publicado por diario Epoca. Disponible en sitio web:
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1 comentario:

  1. Hola.
    Existe literatura al respecto escrita por el profesor Miceli? maurob.albe@gmail.com Gracias

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